El régimen cubano es conocido por su internacionalismo – Fidel Castro fue saludado por Nelson Mandela por la contribución de las tropas cubanas en la lucha contra el Apartheid en Sudáfrica. Médicos cubanos en Venezuela y en todo el mundo han hecho importantes contribuciones a la elevación del nivel de vida en los países más pobres.
Sin embargo, la política exterior de Cuba nunca ha sido revolucionaria en el sentido marxista de la palabra. A lo largo de la última década, muchos países de América Latina fueron sacudidos por la crisis, sin embargo, el gobierno cubano nunca ha trabajado para canalizar estas crisis hacia la abolición del capitalismo. En la Argentina, Bolivia, Venezuela y Honduras, los representantes de Cuba han apoyado a una u otra figura populista burgués, en lugar de mostrar el camino a los trabajadores y campesinos con energía. A veces, la dirigencia cubana incluso ha apoyado a gobiernos completamente reaccionarios, como la dictadura militar establecida en Argentina en 1976. Esto se debió a que la dictadura, a pesar de que masacraron a la vanguardia de los trabajadores y los jóvenes con un saldo de mas de 30.000 desaparecidos. Todo esto porque la dictadura Argentina tenia una política de comercio exterior que le convenía a la Unión Soviética.
Lo más importante, en Nicaragua, después de que la lucha guerrillera y levantamientos de masas derrocó al régimen pro-imperialista y que puso a la orden del día la abolición del capitalismo, Castro alentó a los nicaragüenses a no seguir el “camino cubano”, en otras palabras, no expropiar a la burguesía. Él utilizó la autoridad moral de la Revolución cubana no para aplastar, sino para salvar el capitalismo en América Central, debido a los intereses de la política exterior de la Unión Soviética en ese momento [44]. Del mismo modo, Castro defendió la invasión soviética para aplastar la “Primavera de Praga” en 1968 y la represión a Solidarnosc en Polonia en 1981, tal como siempre se opuso a cualquier rebelión interna contra el estalinismo, por temor a la inestabilidad potencial de su sistema.
Esta política exterior tiene dos fuentes: una es el concepto estratégico de la burocracia cubana y todo el antiguo “bloque socialista” que presenta como la meta de la revolución para el mantenimiento de sus sistemas burocráticos, sin participación real de los trabajadores. Esto fue descrito por Trotsky con respecto a la Unión Soviética en la década de 1930 [45]. La otra es la variante distorsionada del marxismo defendido por la dirigencia cubana que se basa en la estrategia de la lucha de guerrillas. Esta estrategia ha demostrado ser totalmente inútil y con caras consecuencias, cuando se intentó en Bolivia en la década de 1960 – sin embargo, en 1970, la clase obrera boliviana organizó una insurrección urbana y dejó muy claro que sólo ellos tenían el poder de romper las cadenas del imperialismo. Del mismo modo, los dirigentes cubanos lanzaron su peso detrás del gobierno de frente popular de Salvador Allende en Chile: Castro le regala a Allende un AK-47 de lujo, pero no ofreció asesoramiento a la clase obrera chilena en la necesidad imperiosa de armarse política y militarmente contra la contrarrevolución que se avecina, esto en claro contraste con los dirigentes bolcheviques en general y Trotsky en particular, en las diferentes situaciones de la lucha de clases nacional e internacional que tuvieron que confrontar.
Notas:
44. Castro hizo un sinnúmero de declaraciones en este sentido.
Por ejemplo: La situación en Nicaragua “requiere un programa de reconstrucción nacional con la participación de todos los sectores de la sociedad nicaragüense.” Discurso en el 26avo aniversario del asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1979.
O: “De acuerdo con Castro, el plan seguido por los nicaragüenses es” perfecto”: “Sin renunciar a ser revolucionarios, conviene posponer la construcción del socialismo hasta que sea posible y se limitarse por el momento a las reformas estructurales, siendo la más importante la reforma agraria ” Entrevista con EFE: Castro habla del Desarme en América Central. 18 de febrero 1985.
45. León Trotsky: La revolución traicionada. Capítulo 8, Parte 1: “De la ‘Revolución al Status Quo”.